Duban Mauricio Gil Aristizábal
Bibliotecólogo Universidad de Antioquia
Máster en estudios avanzados de literatura Universidad de Barcelona
Los
libros y las bibliotecas me han acompañado durante prácticamente toda la vida,
primero como usuario y luego como bibliotecario, lo que me ha llevado a
plantear varias reflexiones sobre estos espacios, que más que templos del
conocimiento son lugares de complicidad, donde todo puede ser posible. Sin este
ejercicio de complicidad entre usuarios, bibliotecario, materiales de lectura y
actividades culturales, no es posible que estos espacios tengan el impacto
deseado para las comunidades a las cuales prestan sus servicios.
Mi
experiencia profesional ha permitido que participe en procesos de Bibliotecas Universitarias,
Parques Biblioteca, Bibliotecas Populares, Bibliotecas Académicas y bibliotecas
Escolares. Estas últimas son mis favoritas, no solo porque disfruté mucho mi
rol como bibliotecario escolar, sino porque estas cuentan con un potencial
inmenso para consolidar comunidades de aprendizaje a largo plazo, posibilidad
que no tienen otras tipologías de bibliotecas. Teniendo en cuenta que muchos de
los lectores de esta reflexión son bibliotecarios escolares, quiero compartir
algunos asuntos claves para la gestión de este tipo de unidades de información, incluyendo aspectos técnicos, administrativos y pedagógicos, los cuales
muchas veces son pasados por alto, no solo por bibliotecarios sino también por
docentes, directivos de instituciones educativas e incluso por los líderes de
procesos en dependencias como Secretarias de Educación y el mismo Ministerio de
Educación Nacional.
Es
evidente que todavía urge un debate serio sobre la representación social y
pedagógica de la biblioteca escolar, porque es común limitar a esta solo a la formación
de hábitos de lectura y en ocasiones al apoyo de actividades al docente, que se dan más
por la contingencia y la necesidad inmediata que debido a una articulación real con
los procesos de enseñanza y aprendizaje. Por ejemplo, no es raro escuchar decir
a un rector de una Institución educativa, que está feliz con la gestión de la biblioteca
escolar porque se hacen muchas actividades de promoción de lectura y los
alumnos cada vez están leyendo más y mejor. Lo anterior aparte de ser una
noticia que nos alegra mucho, también es un indicador del buen funcionamiento
de la biblioteca, sin embargo, solo es un componente entre muchos, es decir,
que no podemos limitar la biblioteca escolar al desarrollo de este tipo actividades. No quiero decir con esto que no son importantes y que las
dejemos de hacer, sé que son muy necesarias, sin embargo, existen otros
aspectos que también vale la pena tener en cuenta.
Dimensiones
de la gestión en una biblioteca escolar (Elaboración propia)
Tener
claridad sobre las dimensiones de la biblioteca escolar facilitará que se pueda
integrar de una manera efectiva al Proyecto Educativo Institucional –PEI- y
tenga una identidad definida entre los procesos internos, puesto que al no
haber esta claridad se le suelen descargar otro tipo de responsabilidades,
donde el bibliotecario escolar termina asumiendo actividades que no son
de la naturaleza de la biblioteca escolar. A continuación, vamos a caracterizar
cada una de estas dimensiones, agregando algunos ejemplos o situaciones
cotidianas que se presentan en estos espacios.
Dimensión técnica de la biblioteca escolar
Una
biblioteca es un universo ordenado, del orden de sus colecciones depende en
gran medida la calidad de su servicio. Recuerdo que hace algunos años, una
colega me decía que una colección ordenada equivalía al 50% de un buen servicio
y el tiempo le ha dado la razón. Hay que decir, que estos aspectos técnicos no
siempre son tenidos en cuenta por el usuario, más en las bibliotecas escolares
donde en su mayoría no están familiarizados con herramientas como catálogos,
sistemas de clasificación y demás.
Por
si fuera poco, en las bibliotecas escolares los servicios al público ocupan el
primer lugar en las prioridades, muchas veces absorbiendo los demás procesos. Por
otro lado, las directivas de las instituciones educativas desconocen la
importancia de estos aspectos técnicos e incluso le piden al bibliotecario no
invertir tiempo en los mismos. Como ya decíamos más arriba, para la institución
es más significativo que se realicen actividades de promoción de lectura, que
tener una biblioteca organizada de acuerdo a unos mínimos criterios
bibliotecológicos. Siendo realistas, esto no va a cambiar en el corto plazo,
sin embargo, tampoco es excusa para que no vayamos adelantando algunas acciones
desde nuestro quehacer diario en las bibliotecas. No quiero decir tampoco que
la totalidad de las bibliotecas presenten esta situación, desde hace algunos
años se han venido cualificando los procesos. gracias al concurso
de varias instituciones y sobre todo al esfuerzo que realizan la mayoría de los
bibliotecarios escolares día a día, los cuales asumen varios frentes de acción
con el mayor amor y la dedicación del mundo, pese a las muchas limitaciones y dificultades que
se puedan presentar.
Muy
bien, entonces ¿Cómo organizamos la colección en una biblioteca escolar si no
tenemos formación previa? ¿Puedo organizar una biblioteca sin conocer el
sistema de clasificación Dewey?, ¿la puedo organizar por colores?, ¿por tamaño?
¿Por fecha de publicación? ¿Por edades o niveles de lectura?. Seguramente han
sido preguntas que se han hecho bibliotecarios que recién llegan a una
institución, sin recibir inducción al lugar de trabajo y con una cantidad de
libros por organizar, y aparte de todo, desde el primer día ya se deben prestar
servicios al público. No es nada fácil, por eso no me agrada mucho cuando
ciertos sectores o colegas que no han tenido experiencia (real) en biblioteca
escolar lanzan juicios sesgados sobre la labor del bibliotecario
escolar, cuando la verdad es que la mayoría de ellos son unos berracos, como
decimos en Antioquia.
Normalmente,
salvo algunas excepciones, en una biblioteca podemos encontrar los siguientes
tipos de materiales bibliográficos:
Colecciones de la Biblioteca Escolar (Elaboración propia)
Una
vez hemos identificado a que grupo pertenece cada uno de los materiales
encontrados, podemos proceder a ubicarlos en las estanterías. Inicialmente, se
le puede agregar un sticker de color en el lomo que identifique cada una de
estas familias (se puede tomar como referencia los colores del esquema o
también otra combinación de colores si así lo desean). Esta sería la primera
fase para una organización de la biblioteca. Teniendo lista esta actividad. ya
se verá una distribución objetiva y armónica de los libros en las estanterías y
un mejor aspecto visual, lo que facilitaría una mejor prestación del servicio y
la identificación de los materiales por parte de los usuarios. A partir de ahí poco a poco podemos ir organizando la colección con una mayor profundidad, es
muy importante definir rutinas de trabajo que permitan atender este proceso. De
acuerdo a mi experiencia, recomiendo una dedicación de 10 horas semanales
exclusivas a organizar colección, puesto que generalmente solo hay un
bibliotecario por institución y tiene múltiples actividades. Vamos al siguiente
nivel.
Colección de
referencia: Se caracterizan por ser obras de
consulta rápida (No es común por ejemplo que un chico se lleve un diccionario
para leerlo en la casa durante dos semanas)
Podemos identificar grupos o familias, teniendo en cuenta el formato
(diccionario, enciclopedia, atlas) y el contenido (área temática a la que
pertenece el material), para esto nos puede servir de referencia la
clasificación Dewey, la cual nos permite agrupar todos los campos del saber.
Fuente:
http://ccdoc-histccdocumentacion.blogspot.com/2008/03/09-de-la-ddc-clasificacin-decimal-dewey.html
Teniendo
en cuenta lo anterior, podemos organizar la colección de referencia tomando
bloques de materiales. Ejemplo: podemos empezar ubicando todos los diccionarios
y los ordenamos de acuerdo a cada área tomando como referencia el sistema de
clasificación Dewey, además emplear la numeración que nos sugiere el esquema
para facilitar la identificación y el orden de los materiales, o si tenemos
experticia en el sistema agregamos la clasificación completa, aunque a
decir verdad esta actividad puede esperar por ahora. Luego tomamos las enciclopedias y hacemos el
mismos proceso, luego los atlas y así sucesivamente. Tradicionalmente se ha
guardado la colección de referencia en colección cerrada, personalmente no me
gusta, pero dependiendo las características del servicio y de los mismos
usuarios de la institución se puede hacer.
Textos escolares: También
llamado colección de bibliobanco. Estos materiales son exclusivos de la
biblioteca escolar y es poco común encontrarlos en otro tipo de bibliotecas, la
academia todavía tiene una deuda pendiente en la investigación alrededor de
este tipo de libros, los cuales son realmente valiosos porque son los que
apoyan los procesos pedagógicos de enseñanza y aprendizaje en las instituciones
educativas. Los podemos identificar también porque están en grandes cantidades y
son los más solicitados por docentes y por los estudiantes cuando deben
realizar alguna consulta o taller, recordemos que su diseño está orientado al desarrollo de
habilidades y competencias de acuerdo a los lineamientos curriculares del
Ministerio de Educación. Su diseño al ser en formato texto, incluyen una cartilla o folleto con ejercicios e incluso actividades
didácticas que hacen parte del contenido, como se puede ver son materiales
bastante pragmáticos. Para organizarlos en la colección podemos partir del
esquema de la clasificación Dewey teniendo en cuenta además el nivel de
formación. Así por ejemplo, procedemos organizando los textos escolares de
tecnología e informática desde el grado primero hasta grado once, luego seguir
con los de filosofía y psicología y así sucesivamente, hasta completar todas
las áreas. De esta manera, ya tenemos organizada dos secciones de la
biblioteca, en primer lugar la colección de referencia (consulta rápida) y
textos escolares para una indagación más profunda.
Colección general: En
las bibliotecas escolares también son conocidos como libros informativos y de
alguna manera complementan y amplían la información encontrada en los textos
escolares. Se caracterizan también por desarrollar teorías de una manera
integral y de hacer un acercamiento conceptual a las diferentes disciplinas del
conocimiento. Es común que en las bibliotecas escolares se encuentren títulos
que pertenecen a este grupo como: “Introducción
a la biología”, “Historia económica de Colombia”, “Gramática de la lengua
española”, entre otros. Estos libros también se pueden organizar de
acuerdo a las áreas del sistema de clasificación Dewey iniciando desde las
generalidades (informática, metodología de la investigación), luego filosofía y
psicología, y así sucesivamente hasta terminar todas las áreas, a excepción de
los materiales de literatura los cuales merecen una sección aparte.
Colección de
literatura: Llegamos a mi sección favorita. Si bien
el impacto de la literatura en una biblioteca escolar aparentemente es menor
que en una biblioteca pública al tener roles diferentes, siguen siendo unos
materiales muy importantes y seguramente los favoritos de los chicos. Lo
primero que hacemos es identificar aquellos libros como cuentos, novelas,
poesías, fábulas y demás. Sugiero formar 2 grandes grupos, el primero con
aquellos materiales tipo álbum (donde sobresalgan las imágenes, dibujos y que
tengan poco texto), los cuales conformarían la sección de literatura infantil, la que sugiero sea ubicada en un lugar accesible para este tipo de usuarios, en
la parte baja de la estantería por ejemplo. Adicional a lo anterior, podemos
ubicar el material en la estantería en orden alfabético por autor, de esta
manera aseguramos que los libros publicados por un mismo autor estén en un
mismo sitio, facilitando su consulta por parte de los usuarios.
Una
vez tengamos lista la sección de literatura infantil procedemos organizar la
demás. En este caso, podemos conformar 2 secciones, una de literatura universal
y otra de literatura colombiana, nos podemos apoyar consultando en internet
para identificar la nacionalidad de los autores en caso que no conozcamos esta
información. Una vez tengamos las dos secciones delimitadas seguimos a ubicar
el material en las estanterías organizados alfabéticamente por el apellido del
autor, tanto en la sección de literatura universal como de literatura
colombiana.
Hemeroteca y
publicaciones seriadas: En esta sección se
pueden encontrar materiales como revistas y periódicos, algunas instituciones
educativas tienen suscripción a estos recursos y es importante
organizarlos. En el caso de los periódicos donde llegan cada día a la
biblioteca se vuelve un poco complejo organizarlos si no tenemos mucho espacio.
La recomendación es que los periódicos se consulten al interior de la
biblioteca y se organicen cada día finalizando la jornada. Dicha organización
lo hacemos de forma ascendente de acuerdo a la fecha de publicación, cuando
tengamos grandes volúmenes los podemos almacenar en cajas debidamente marcadas
con el nombre del periódico, el lugar de publicación y las fechas de
publicación (Ejemplo: El Colombiano, Medellín: 01 de enero de 2020 – 30 de
junio de 2020). En el caso que la institución tenga una publicación propia de este
tipo también la debemos organizar con las mismas recomendaciones.
Respecto
a las revistas, las organizamos teniendo en cuenta el nombre de la publicación,
la fecha, el volumen y el número, se recomienda que estén almacenadas en
revisteros de cartón. Muchas veces en las bibliotecas encontramos números y
volúmenes descontinuados de revistas, en este caso podemos hacer una valoración
de su contenido y definir si es pertinente conservarlas en la colección o
descartarlas. De esta manera, en un revistero puede ir algo así como: Revista Educación y pedagogía enero-marzo de
2020.
Para tener en cuenta…
Con
las anteriores recomendaciones podemos tener una organización práctica de la
biblioteca, en donde tendremos un mayor control bibliográfico y una búsqueda
más ágil de los materiales solicitados por los usuarios. Pude ser útil para
empezar, seguramente a medida que el bibliotecario va adquiriendo experticia en
el manejo de sistemas de clasificación podrá hacer una organización más
detallada, además de diseñar herramientas como catálogos para optimizar el
servicio. No perdamos de vista que la gestión de una biblioteca escolar no es
una carrera de velocidad, más bien es una prueba de resistencia y es importante
respetar los tiempos y los procesos.
Dimensión pedagógica de
la biblioteca escolar
Como
nos pudimos dar cuenta, la dimensión técnica es todo aquel trabajo silencioso
pero imprescindible que realiza el bibliotecario para poder ofrecer unos
servicios de calidad al usuario, donde dichos servicios deben estar orientados al
apoyo del plan de estudios y demás aspectos pedagógicos y didácticos. Es por
esta razón que los servicios que oferta la biblioteca escolar son diferentes a
los que ofrece una biblioteca pública o una biblioteca popular, ya que estos
deben estar alineados al desarrollo de unas habilidades y competencias,
definidas en documentos rectores como lineamientos curriculares del Ministerios
de Educación Nacional, Proyecto Educativo Institucional –PEI- modelo pedagógico
institucional, documentos y estándares para la calidad educativa, entre otros.
Es por este motivo que como bibliotecarios debemos ser muy cuidadosos al
momento de la prestación del servicio.
En
el caso de Medellín, en donde históricamente hemos tenido una tradición
bibliotecaria enfocada en la biblioteca pública, es común que los
bibliotecarios escolares oferten servicios muy relacionados con este tipo de instituciones. Por fortuna en los últimos años la biblioteca escolar ha venido
ganando visibilidad e identidad propia, esto gracias al concurso de varias
instituciones y de profesionales del área de Bibliotecología, la Educación y
por supuesto de bibliotecarios escolares muy pilosos.
¿Cómo apoyamos los
procesos pedagógicos de enseñanza y aprendizaje desde la biblioteca escolar?
Los
aspectos clave en este dimensión son la Complicidad y el trabajo colaborativo
entre docentes y bibliotecarios. Tal y como hemos mencionado, la dimensión pedagógica
es de las más importantes en la biblioteca escolar y está relacionada
directamente con la oferta de servicios a los usuarios. Teniendo en cuenta que
la persona que está a cargo de la biblioteca, sea bibliotecólogo, bibliotecario
o dinamizador de biblioteca, cuenta con
un conocimiento técnico que le permite extraer contenidos e información relevante para el docente, además de ser poseedor de
unas habilidades y competencias que le facilitan articular estos contenidos con
actividades de gestión cultural como el fomento a la lectura, escritura y
oralidad, entre otros. En este sentido, dicho conocimiento se debe articular con el saber pedagógico
y didáctico del docente, de esta manera sacarán el máximo potencial a las
colecciones y servicios de la biblioteca escolar en beneficio de la comunidad
educativa. Al darse este trabajo colaborativo, de manera informal se llevarán
cabo procesos de transferencia de conocimiento entre ambos agentes, puesto que
el bibliotecario a través del dialogo con el docente se irá familiarizando con aspectos
como lineamientos curriculares, modelos pedagógicos, competencias y contenidos propios
de cada área del conocimiento y ciclo de formación. A su vez, el docente tendrá
una mejor compresión del rol del bibliotecario escolar, la lógica de la
organización de las colecciones bibliográficas y sabrá orientar de una mejor
manera a sus estudiantes en la consulta de materiales bibliográficos.
El bibliotecario escolar no puede seguir
trabajando aislado de las dinámicas institucionales, este encuentro de saberes
es completamente necesario para que la biblioteca realmente apoye los procesos
de enseñanza y aprendizaje en la institución educativa, de otra manera, se seguirán
realizando actividades muy bien intencionadas pero aisladas de estos procesos,
desdibujando el rol real de la biblioteca escolar.
¿Qué actividades puedo
realizar en la biblioteca escolar para apoyar los procesos de enseñanza y
aprendizaje?
De
entrada sugiero que nos debemos repensar actividades como las horas del cuento,
pijamadas literarias y otras que si bien fomentan la lectura, muchas veces no
contribuyen al apoyo del currículo y al desarrollo de habilidades y competencias.
Cuidado, no estoy diciendo que se deben eliminar de la oferta de servicios de
la biblioteca, solo que se deben adecuar a las necesidades reales de esta unidad
de información, de ahí la importancia del trabajo de articulación entre docente
y bibliotecario escolar del que hablamos antes. A medida que el bibliotecario
vaya teniendo experticia en los contenidos académicas podrá planear mejor las
actividades y convertir la biblioteca en un apoyo transversal al currículo. Por
ejemplo, en los grados décimo generalmente se trabaja en el área de lenguaje el
tema de la tragedia griega, y es común que el docente tenga como textos bases La Iliada y La Odisea de Homero, de hecho los mismos lineamientos curriculares recomiendan
trabajar estos textos porque hacen parte del canon literario de esta asignatura. Sin
embargo, enfrentar a estudiantes sin hábitos de lectura consolidados con este
tipo de textos muchas veces no es recomendable, es muy importante tener tacto
al momento de trabajar los clásicos de la literatura con estos usuarios,
ya que puede ocurrir que miren la lectura como una tarea escolar aburrida y no la disfruten.
Exposición
de material bibliográfico en la Biblioteca escolar.
Uno
de los errores comunes en docentes y bibliotecarios escolares es considerar que
los procesos de lectura, escritura y oralidad son exclusivos del área de lenguaje.
La lectura al ser una práctica sociocultural es transversal a todas las áreas
del currículo y de la vida misma, además que dicha actividad es diferente en cada
una de las disciplinas, no podemos por ejemplo, leer igual un poema de Baudelaire que un
texto informativo donde se expliquen las fases del método científico. En este sentido, el bibliotecario debe diseñar
estrategias para que todos los docentes hagan uso de la biblioteca. A
continuación, voy a enumerar algunas actividades que facilitan integrar docentes y
contenidos curriculares con la biblioteca, donde el dinamismo del bibliotecario escolar es
fundamental, trabajando de manera conjunta con los maestros de cada área.
- Club
de lectura de filosofía (Dirigido a estudiantes entre los grados octavo y undécimo).
- Talleres
de métrica poética con estudiantes de los grados octavo y noveno.
- Talleres
de ilustración en el área de educación artística tomando como referencia libros
álbum de la colección de la biblioteca.
- Articulación
de la biblioteca escolar con el proyecto de tiempo libre (área de Educación física),
en donde se pueden hacer sesiones de yoga acompañadas de lecturas en voz alta.
- Articulación
de la biblioteca escolar con el proyecto PRAE (Proyecto d educación ambiental)
en donde se pueden desarrollar actividades como campañas para el cuidado del
medio ambiente o la conformación de huertas escolares. Estas se pueden apoyar
con la consulta de material bibliográfico relacionadas con estas temáticas.
- Taller
de composición musical de acuerdo a la lectura de poesía.
- Taller
de correspondencia para resaltar la importancia que han tenido las cartas a través
de la historia (Se puede ambientar la actividad con la lectura de fragmentos de
las cartas de Eloísa y Abelardo).
- Club
de lectura de los premios nobel de literatura (se recomienda que esta actividad
se realice con los grados, noveno, décimo y undécimo y se coordine con el docente
de lenguaje el título de las obras, dando prioridad a aquellos materiales que
hacen parte de la colección de la biblioteca escolar.
- Taller
de cartografía urbana (Enfocado a fortalecer habilidades y competencias en la
asignatura de geografía).
- Articulación
de la biblioteca escolar con los procesos de convivencia escolar. Se pueden realizar
actividades conjuntas con el psicólogo o el dinamizador de convivencia de la
institución educativa, donde se aborden temas como la inclusión, la diversidad,
los derechos humanos, el acoso escolar, entre otros.
- Leyendo
las matemáticas. El área de matemáticas
es una de las más importantes del currículo y es de las que más necesita el
desarrollo de habilidades y competencias e, lectura, es muy común que los chicos
conozcan el procedimiento para resolver una ecuación, pero si no hay compresión
del problema planteado la respuesta no va a ser la correcta.
- Lectura
del contexto. Desde el área de ciencias sociales y teniendo como insumo la
colección de hemeroteca (periódicos y revistas) se pueden realizar análisis de
temas de interés general como el calentamiento global, la situación política y económica
del país, recomendados literarios y cinematográficos, entre otros.
Las anteriores solo son algunas ideas y estrategias
para integrar la gestión de la biblioteca escolar con el currículo, para de
esta manera hacer un apoyo real a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Al
ser un tema bastante amplio en las próximas entradas el blog haremos un análisis
más detallado sobre este, por ahora los invito a que conozcamos algunos
aspectos de la dimensión administrativa de la biblioteca escolar.
Dimensión
administrativa de la Biblioteca escolar
En las anteriores dimensiones, hemos abordado la
organización de la biblioteca y la oferta de servicios, la cual debe estar
alineada al apoyo trasversal del plan de estudios y el logro de los objetivos
en los procesos de enseñanza y aprendizaje, en donde el trabajo articulado con
los docentes es fundamental. En el caso de la gestión administrativa los cómplices
de los bibliotecarios son los directivos docentes (rectores, coordinadores,
líderes de procesos de bibliotecas en la secretaría de educación, entre otros),
puesto que de esta articulación depende el funcionamiento de la biblioteca en
aspectos como: el desarrollo de las colecciones, horarios de atención, gestión
de infraestructura y mobiliario, equipos informáticos, entre otros. Dicho de
otra manera, la dimensión administrativa se encarga de la gestión de los
recursos de la biblioteca y es quizás uno de los aspectos con más potencial de
mejora en la gestión bibliotecaria escolar.
Uno de los problemas históricos que han tenido las
bibliotecas escolares (por lo menos en la ciudad de Medellín) ha sido la
consolidación de sus inventarios bibliográficos, no es raro que un
bibliotecario llegue nuevo a una institución y nadie le dé razón del inventario
de la biblioteca, es decir, que no hay memoria institucional, por tanto, el
bibliotecario llega y empieza un inventario desde cero. Si bien es cierto que
desde los últimos años se han venido normalizando formatos comunes de
inventario, incluso muchos bibliotecarios han logrado llevar un proceso de años en las
instituciones sigue siendo un tema que no se ha terminado de resolver.
Por otro lado, al todavía no existir una política clara
para el desarrollo de las colecciones en estas bibliotecas, existen cantidad de materiales que no son pertinentes para este tipo de unidad, puesto
que al ser la modalidad de donación una de las principales fuentes de
adquisición de material, estas bibliotecas tienden a recibir todo tipo de libros donado por particulares sin ningún filtro o curaduría en sus
contenidos. No es raro ver bibliotecas escolares con colecciones numerosas,
pero que al momento de evaluar sus contenidos nos daremos cuenta que la mayor
parte del material no es funcional para la prestación del servicio. En este
sentido, es importante el trabajo articulado entre el bibliotecario y las
directivas de la institución para que de manera periódica se genere algún rubro
para la compra de material bibliográfico, quizás muchos bibliotecarios que están
leyendo estas reflexiones se han dado cuenta que este aspecto es de los más
complejos, puesto que los recursos son limitados y generalmente se priorizan
para otros procesos, dejando la biblioteca en un segundo plano. sin embargo,
puedo afirmar basado en mi experiencia que si es posible que la institución
destine recursos para compra de libros. Aquí entra en juego nuestra capacidad
de gestión y negociación con las directivas y sobretodo de saber vender el proyecto.
Dejar la dimensión administrativa como último punto en esta reflexión no es
algo casual, como se pueden dar cuenta, la gestión bibliotecaria es un proceso cíclico,
con un orden determinado. De esta manera, si el bibliotecario escolar se ha
apropiado de la dimensión técnica y la dimensión pedagógica, tendrá herramientas
suficientes para tener un diálogo con las directivas institucionales que
permitan obtener recursos para fortalecer los procesos bibliotecarios.
En esta misma línea, los bibliotecarios escolares generalmente
trabajan solos en las bibliotecas, pocas instituciones cuentan con más de un
bibliotecario, por lo cual estos se apoyan en estudiantes que realizan servicio
social (alfabetizadores) a quienes se les delegan algunas actividades de apoyo.
Por tanto, de manera indirecta, el bibliotecario también administra recursos
humanos, por lo cual debe contar también con unas competencias de liderazgo,
que permitan guiar el trabajo de estos chicos, los cuales la mayoría de las
veces realizan una labor muy valiosa en estas bibliotecas.
A grandes rasgos, hemos realizado un recorrido por los
aspectos más relevantes para la gestión eficiente de una biblioteca escolar, en próximas entradas
al blog estaré tratando con mayor detalle cada una de estas dimensiones. El
objetivo es que estas reflexiones se conviertan en una guía o ruta de
navegación para bibliotecarios escolares que son nuevos en el oficio y llegan a
una institución perdidos, sin alguien que los guíe, haciendo que un trabajo que
por su naturaleza es hermoso se convierta en tedioso y estresante. Como bien se
pudieron dar cuenta, la gestión de una biblioteca escolar no es una carrera de
velocidad, sino más bien una prueba de resistencia y se manejan procesos
bastante robustos, por lo cual los resultados de dicha gestión muchas veces no
son inmediatos. Es importante que todos los actores institucionales respeten
estos procesos, permitiendo al bibliotecario en un primer momento organizar la
casa, luego formalizar alianzas y articulaciones con los docentes, y finalmente,
tenga un diálogo fluido con las directivas que permitan la visibilidad, el
crecimiento y el fortalecimiento continuo que merece la biblioteca escolar.
Como bien se dieron cuenta, el perfil del
bibliotecario es bastante integral y requiere competencias desde lo técnico, lo
pedagógico y lo administrativo, los cuales le permitan gestionar de la mejor
manera la biblioteca y aprovechar todo su potencial en beneficio de la
comunidad educativa. En mi próxima entrada
les hablare sobre el perfil bibliotecario, así que muy atentos.
1 comentario:
Excelente contribución, gracias por compartir!
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