martes, 18 de agosto de 2020

IDEAS PARA UN PERFIL DE BIBLIOTECARIO ESCOLAR


Duban Mauricio Gil Aristizábal

Bibliotecólogo Universidad de Antioquia

Máster en estudios avanzados de literatura Universidad de Barcelona



En esta entrada vamos a tratar un tema bastante sensible, teniendo en cuenta que la representación social y el imaginario colectivo del bibliotecario escolar normalmente no lo dejan bien posicionado en su gestión dentro de la Institución educativa. Juicios parcializados han desvalorizado y desdibujado el rol del bibliotecario, muchas veces estos señalamientos llegan desde profesionales de la Educación y la Bibliotecología, incluso otros sectores ajenos al área, que sin conocimiento real, pues no han tenido experiencia en bibliotecas escolares dicen ser referentes de estas. En este sentido, basado en mi experiencia, me voy a tomar el atrevimiento de hacer una reflexión sobre lo que debe ser el perfil idóneo de un bibliotecario escolar. Seguramente pasaré algunos aspectos por alto, por lo que es una propuesta que está abierta al debate.

 

En primer lugar, debemos partir del principio que la biblioteca escolar permite el diálogo de saberes, por tal motivo es un territorio donde se valora en alto grado el conocimiento multidisciplinar, entre más flujo de información se dé en diversos sentidos mucho mejor. Sin embargo, no podemos perder de vista los aspectos clave de la gestión de la biblioteca escolar, donde se incluyen asuntos técnicos, pedagógicos y administrativos. Si bien la tendencia en las bibliotecas es que sus dinamizadores tengan formación social y humanística esto no significa que sea un campo vetado y prohibido para otros perfiles (seguramente esto último no va a caer muy bien entre muchos colegas y es un punto de vista que se puede disertar de muchas maneras). Muy bien, teniendo en cuenta mi experiencia en espacios de liderazgo en estos espacios, me he encontrado con bibliotecarios con formación en disciplinas como el Derecho, la Comunicación, Historia, Ingeniería de sistemas, Educación e incluso algunos sin formación profesional, los cuales realizan un trabajo muy valioso en sus bibliotecas, algunos de ellos involucrados de lleno en procesos de gestión escolar y que complementan su trabajo de la mano con los docentes.  No puedo dejar de reconocer que algunos bibliotecarios escolares con formación profesional en bibliotecología son referentes, sin embargo, todavía son muy pocos los que se inclinan por este sector. Necesitamos que muchos más bibliotecólogos estén liderando bibliotecas escolares, sabemos que las condiciones no siempre son las mejores y algunos factores que van más allá de la vocación y la misma formación por el momento no la ponen tan fácil, pero considero que es un campo que no podemos dejar de conocer.

 

Podríamos mencionar y describir cantidad de características que debe tener un buen bibliotecario escolar (pasión, capacidad para trabajar en equipo, gestor cultural, amante de la lectura, aprendizaje continuo, sensibilidad, empatía, con manejo de las nuevas tecnologías, creatividad), los cuales la mayoría de bibliotecarios las tiene en mayor o menor medida, pero seguramente esto ya se ha mencionado hasta la saciedad. Quiero entonces enfocar mi reflexión en 2 aspectos que considero fundamentales: Liderazgo y vocación pedagógica como características imperativas de todo bibliotecario escolar.



Cuando hablamos de liderazgo nos referimos a aquellas personas que de manera permanente se están construyendo desde adentro hacia afuera, son inquietos, investigadores, enamorados del aprendizaje y que cuentan con una capacidad de convocatoria por encima de la media. Un líder de manera natural es capaz de generar espacios de construcción colectiva y de implementar comunidades de aprendizaje. Existen procesos bibliotecarios realmente hermosos en las instituciones educativas, pero dado a que el bibliotecario no ha cualificado sus capacidades de liderazgo, estas experiencias no son visibles y no cuentan con el apoyo deseado en dichas instituciones. No es raro que el bibliotecario no sea tenido en cuenta en el organigrama institucional y sea un actor ausente en los procesos de gestión escolar, en el mejor de los casos su papel se limita al de promotor de la lectura y escritura en la institución o como apoyo a procesos administrativos ajenos a la labor bibliotecaria, y como ya hemos mencionado en anteriores reflexiones su rol es mucho más activo e integrador.

En este sentido, no podemos perder de vista que las funciones del bibliotecario escolar son principalmente pedagógicas (sin descuidar aspectos técnicos y administrativos), puesto que son estas actividades las que se relacionan directamente con el quehacer educativo. No se trata que la biblioteca escolar suplante lo que realiza la biblioteca pública con sus usuarios infantiles y juveniles, puesto que la escuela se sitúa en la esfera de la producción, en la esfera del trabajo, mientras que el placer de leer, el gozo por la lectura –como por casi todo lo demás- se sitúa en la esfera del ocio. (Castán L, 2004, pág. 2). No se trata de restar valor a las actividades de promoción de lectura y escritura, sino ponerlas en el sitio que le corresponden.

 

Es posible que debido a la tradición y al desarrollo que ha tenido la biblioteca pública en Medellín sus experiencias significativas se extiendan hacia otras bibliotecas (en especial las escolares), sin embargo, no se puede perder de vista que a la biblioteca escolar se va a estudiar, a trabajar en grupo, a adquirir conocimientos, pero también es un espacio de sociabilidad que fomenta un ocio creativo (la lectura en primer lugar) al que los alumnos acuden voluntariamente y deciden las actividades en las que desean participar. (Castán L, 2004, pág. 4). Por tanto, la función pedagógica debe ser la protagonista y las otras son maneras de fortalecer el quehacer bibliotecario y la oferta de servicios, dándole un valor agregado y propiciando espacios para aprendizajes alternos que complementen las necesidades y búsquedas de sus usuarios. En concordancia con lo anterior, existe cierto consenso entre la comunidad académica (Castán L, 2004), (Duque C & Rodriguez G, 2017)(Yulán, 2013 ),  en lo que se refiere a la naturaleza y funciones del bibliotecario escolar, los modelos existentes y las propuestas que se suelen oír difieren notablemente, aunque se parte del acuerdo común de que debe tener doble formación (pedagógica y bibliotecológica), aunque dando prioridad al aspecto pedagógico, incluso se ha llegado a proponer la figura del “maestro bibliotecario”, el cual podría saldar una deuda pendiente con las bibliotecas escolares y su mismo personal, ya que esto supondría que el bibliotecario podría entrar a la carrera docente, mejorando de gran manera sus condiciones de contrato y permanencia en la institución, a su vez las bibliotecas podrían contar con una capacidad instalada que garantice la consolidación de procesos bibliotecarios a largo plazo.  Como sabemos que esta figura aún no es real y que de darse no será en el corto plazo,  propongo que en su lugar se fortalezcan los procesos de supervisión y acompañamiento de entidades como las Secretarias de Educación a las actividades del bibliotecario escolar, donde se establezcan planes de acción y seguimiento que incluyan indicadores de la gestión de la biblioteca escolar, además del desarrollo de acciones que garanticen la cualificación del personal bibliotecario en todos los aspectos de la gestión de este tipo de biblioteca, no solo en la promoción de lectura como normalmente se hace. Desde hace algunos años se ha planteado la necesidad de la inclusión de la biblioteca en el Proyecto Educativo Institucional y es algo que no puede seguir pendiente, esto también garantizará mejor eficiencia en la supervisión de los bibliotecarios y el mismo diseño de sus actividades contractuales, ya que su gestión apoyaría de manera directa indicadores de la evaluación institucional.

 

Otro aspecto clave en estos procesos de liderazgo y de vocación pedagógica es que el bibliotecario escolar consolide una relación horizontal con el cuerpo docente, basados en los principios de la comunicación asertiva. De esta manera, los saberes de ambos actores se encuentren y se complementen, en otras palabras, el bibliotecario escolar se debe dar su lugar en la Institución Educativa y ganarse los espacios, cuando logre esto la biblioteca también será más visible y tendrá más protagonismo en los procesos institucionales. Como sabemos, lo anterior no se logra de la noche a la mañana (incluso para aquellos bibliotecarios que son profesionales), de ahí la importancia de la formación permanente de los que están a cargo de estas bibliotecas, y más importante aún que lleven a cabo en sus instituciones jornadas de trasferencia de conocimiento de todas las habilidades y competencias adquiridas en espacios de capacitación, porque también es cierto que muchos bibliotecarios asisten a jornadas de cualificación y no las socializan con los docentes y alumnos, o peor aún, no ponen estas buenas practicas al servicio de la bibliotecas escolar, lo que muchas veces dificulta que los directivos concedan permisos para participar en estos espacios de formación. La invitación entonces es a dejar la timidez de lado, porque el saber del bibliotecario es muy valioso y apoya de gran manera los procesos de enseñanza y aprendizaje, y como hemos visto, más allá del campo de formación especifico de cada uno (aunque lo ideal es que se tenga formación en ciencias sociales y humanas) es un proceso de aprendizaje continuo y permanente, puesto que las bibliotecas son dinámicas y están en constante cambio, suponiendo nuevos retos para usuarios y para el personal que está a cargo de dichos espacios.     

 


Un asunto a fortalecer en la gestión del bibliotecario escolar es la escasa oferta de servicios para estudiantes de secundaria, puesto que generalmente se prioriza el desarrollo de actividades de promoción de lectura para alumnos de primaria, con programas como la hora del cuento, cine foros, talleres de manualidades, entre otros, en ocasiones dejando de lado que uno de sus principales compromisos del bibliotecario escolar es brindar todas las herramientas necesarias para que la comunidad educativa tienda hacia el autoaprendizaje y la realización como lector autónomo (Yulán, 2013 , pág. 73). Es decir, que seguimos teniendo como deuda pendiente en el diseño de servicios y actividades que apoyen el currículo escolar y fortalezcan habilidades en alfabetización informacional como la búsqueda, el acceso y uso de información que contribuyan a la adquisición y desarrollo de habilidades y competencias propias del plan de estudios. No se puede perder de vista que una biblioteca escolar es el reflejo del bibliotecario, por lo que el componente pedagógico es esencial, de manera que el rol del bibliotecario escolar consiste en combinar la responsabilidad del maestro, involucrado directamente en la labor educacional de la escuela, con las incumbencias de la función bibliotecaria en cuanto a organizar y conducir una biblioteca de acuerdo con normativas técnicas. Su función principal es la de ofrecer el más amplio respaldo posible a la función educativa. (Jaime, 2012, pág. 61). De alguna manera, las funciones técnicas y administrativas del bibliotecario son similares en la mayoría de las tipologías de bibliotecas, sin embargo, la oferta de servicios si es diferencial en la biblioteca escolar, prevaleciendo el aspecto pedagógico y el apoyo de los objetivos del proceso de enseñanza y aprendizaje, por tanto, el bibliotecario escolar debe ser consciente de esta responsabilidad y orientar su oferta de programas y servicios en este sentido. Es imperativo entonces que la vocación pedagógica este presente y si es posible desarrollar procesos de formación en este campo mucho mejor, por tanto, la invitación también es aprovechar los diferentes escenarios y espacios de formación que puedan apoyar al desarrollo de habilidades y competencias en dicha disciplina.  

 

 

 

 

   

Referencias

 

Castán L, G. (2004). Diez tesis para el debate sobre las bibliotecas escolares. Educación y biblioteca, 1-19.

Duque C, N., & Rodriguez G, H. (2017). ¿Qué sentido tiene el bibliotecario y la biblioteca escolar?. Representaciones sociales del bibliotecario y la biblioteca escolar en Antioquia y Caldas. En U. d. Antioquia, El territorio de la biblioteca escolar en Colombia: un campo en discusión y construcción (págs. 47-76). Medellin: Fondo editorial Biblioteca Pública Piloto.

Jaime, F. M. (2012). La imagen profesional del bibliotecario escolar, la percepción de los directivos y la autopercepción de los bibliotecarios de las escuelas primarias de la ciudad de Rafaela, Santa fe. Información, cultura y sociedad, 55-90.

Yulán, S. (2013 ). Algunas reflexiones críticas en torno a la formación bibliotecaria y en particular el caso del bibliotecario educativo. Critica bibliotecológica, 69-78.

 

jueves, 30 de julio de 2020

EL ABC EN LA GESTIÓN DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR




Duban Mauricio Gil Aristizábal

Bibliotecólogo Universidad de Antioquia

Máster en estudios avanzados de literatura Universidad de Barcelona

 

Los libros y las bibliotecas me han acompañado durante prácticamente toda la vida, primero como usuario y luego como bibliotecario, lo que me ha llevado a plantear varias reflexiones sobre estos espacios, que más que templos del conocimiento son lugares de complicidad, donde todo puede ser posible. Sin este ejercicio de complicidad entre usuarios, bibliotecario, materiales de lectura y actividades culturales, no es posible que estos espacios tengan el impacto deseado para las comunidades a las cuales prestan sus servicios.

 

Mi experiencia profesional ha permitido que participe en procesos de Bibliotecas Universitarias, Parques Biblioteca, Bibliotecas Populares, Bibliotecas Académicas y bibliotecas Escolares. Estas últimas son mis favoritas, no solo porque disfruté mucho mi rol como bibliotecario escolar, sino porque estas cuentan con un potencial inmenso para consolidar comunidades de aprendizaje a largo plazo, posibilidad que no tienen otras tipologías de bibliotecas. Teniendo en cuenta que muchos de los lectores de esta reflexión son bibliotecarios escolares, quiero compartir algunos asuntos claves para la gestión de este tipo de unidades de información, incluyendo aspectos técnicos, administrativos y pedagógicos, los cuales muchas veces son pasados por alto, no solo por bibliotecarios sino también por docentes, directivos de instituciones educativas e incluso por los líderes de procesos en dependencias como Secretarias de Educación y el mismo Ministerio de Educación Nacional.

 

Es evidente que todavía urge un debate serio sobre la representación social y pedagógica de la biblioteca escolar, porque es común limitar a esta solo a la formación de hábitos de lectura y en ocasiones al apoyo de actividades al docente,  que se dan más por la contingencia y la necesidad inmediata que debido a una articulación real con los procesos de enseñanza y aprendizaje. Por ejemplo, no es raro escuchar decir a un rector de una Institución educativa, que está feliz con la gestión de la biblioteca escolar porque se hacen muchas actividades de promoción de lectura y los alumnos cada vez están leyendo más y mejor. Lo anterior aparte de ser una noticia que nos alegra mucho, también es un indicador del buen funcionamiento de la biblioteca, sin embargo, solo es un componente entre muchos, es decir, que no podemos limitar la biblioteca escolar al desarrollo de este tipo  actividades. No quiero decir con esto que no son importantes y que las dejemos de hacer, sé que son muy necesarias, sin embargo, existen otros aspectos que también vale la pena tener en cuenta.  

 


Dimensiones de la gestión en una biblioteca escolar (Elaboración propia)


Tener claridad sobre las dimensiones de la biblioteca escolar facilitará que se pueda integrar de una manera efectiva al Proyecto Educativo Institucional –PEI- y tenga una identidad definida entre los procesos internos, puesto que al no haber esta claridad se le suelen descargar otro tipo de responsabilidades, donde el bibliotecario escolar termina asumiendo actividades que no son de la naturaleza de la biblioteca escolar. A continuación, vamos a caracterizar cada una de estas dimensiones, agregando algunos ejemplos o situaciones cotidianas que se presentan en estos espacios.


Dimensión técnica de la biblioteca escolar




Una biblioteca es un universo ordenado, del orden de sus colecciones depende en gran medida la calidad de su servicio. Recuerdo que hace algunos años, una colega me decía que una colección ordenada equivalía al 50% de un buen servicio y el tiempo le ha dado la razón. Hay que decir, que estos aspectos técnicos no siempre son tenidos en cuenta por el usuario, más en las bibliotecas escolares donde en su mayoría no están familiarizados con herramientas como catálogos, sistemas de clasificación y demás.

Por si fuera poco, en las bibliotecas escolares los servicios al público ocupan el primer lugar en las prioridades, muchas veces absorbiendo los demás procesos. Por otro lado, las directivas de las instituciones educativas desconocen la importancia de estos aspectos técnicos e incluso le piden al bibliotecario no invertir tiempo en los mismos. Como ya decíamos más arriba, para la institución es más significativo que se realicen actividades de promoción de lectura, que tener una biblioteca organizada de acuerdo a unos mínimos criterios bibliotecológicos. Siendo realistas, esto no va a cambiar en el corto plazo, sin embargo, tampoco es excusa para que no vayamos adelantando algunas acciones desde nuestro quehacer diario en las bibliotecas. No quiero decir tampoco que la totalidad de las bibliotecas presenten esta situación, desde hace algunos años se han venido cualificando los procesos.  gracias al concurso de varias instituciones y sobre todo al esfuerzo que realizan la mayoría de los bibliotecarios escolares día a día, los cuales asumen varios frentes de acción con el mayor amor y la dedicación del mundo, pese a las muchas limitaciones y dificultades que se puedan presentar.

Muy bien, entonces ¿Cómo organizamos la colección en una biblioteca escolar si no tenemos formación previa? ¿Puedo organizar una biblioteca sin conocer el sistema de clasificación Dewey?, ¿la puedo organizar por colores?, ¿por tamaño? ¿Por fecha de publicación? ¿Por edades o niveles de lectura?. Seguramente han sido preguntas que se han hecho bibliotecarios que recién llegan a una institución, sin recibir inducción al lugar de trabajo y con una cantidad de libros por organizar, y aparte de todo, desde el primer día ya se deben prestar servicios al público. No es nada fácil, por eso no me agrada mucho cuando ciertos sectores o colegas que no han tenido experiencia (real) en biblioteca escolar lanzan juicios sesgados sobre la labor del bibliotecario escolar, cuando la verdad es que la mayoría de ellos son unos berracos, como decimos en Antioquia.  

 

Normalmente, salvo algunas excepciones, en una biblioteca podemos encontrar los siguientes tipos de materiales bibliográficos:



 Colecciones de la Biblioteca Escolar (Elaboración propia)

Una vez hemos identificado a que grupo pertenece cada uno de los materiales encontrados, podemos proceder a ubicarlos en las estanterías. Inicialmente, se le puede agregar un sticker de color en el lomo que identifique cada una de estas familias (se puede tomar como referencia los colores del esquema o también otra combinación de colores si así lo desean). Esta sería la primera fase para una organización de la biblioteca. Teniendo lista esta actividad. ya se verá una distribución objetiva y armónica de los libros en las estanterías y un mejor aspecto visual, lo que facilitaría una mejor prestación del servicio y la identificación de los materiales por parte de los usuarios. A partir de ahí poco a poco podemos ir organizando la colección con una mayor profundidad, es muy importante definir rutinas de trabajo que permitan atender este proceso. De acuerdo a mi experiencia, recomiendo una dedicación de 10 horas semanales exclusivas a organizar colección, puesto que generalmente solo hay un bibliotecario por institución y tiene múltiples actividades. Vamos al siguiente nivel.

 

Colección de referencia: Se caracterizan por ser obras de consulta rápida (No es común por ejemplo que un chico se lleve un diccionario para leerlo en la casa durante dos semanas) Podemos identificar grupos o familias, teniendo en cuenta el formato (diccionario, enciclopedia, atlas) y el contenido (área temática a la que pertenece el material), para esto nos puede servir de referencia la clasificación Dewey, la cual nos permite agrupar todos los campos del saber.


Fuente: http://ccdoc-histccdocumentacion.blogspot.com/2008/03/09-de-la-ddc-clasificacin-decimal-dewey.html

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos organizar la colección de referencia tomando bloques de materiales. Ejemplo: podemos empezar ubicando todos los diccionarios y los ordenamos de acuerdo a cada área tomando como referencia el sistema de clasificación Dewey, además emplear la numeración que nos sugiere el esquema para facilitar la identificación y el orden de los materiales, o si tenemos experticia en el sistema agregamos la clasificación completa, aunque a decir verdad esta actividad puede esperar por ahora.  Luego tomamos las enciclopedias y hacemos el mismos proceso, luego los atlas y así sucesivamente. Tradicionalmente se ha guardado la colección de referencia en colección cerrada, personalmente no me gusta, pero dependiendo las características del servicio y de los mismos usuarios de la institución se puede hacer.

 

Textos escolares: También llamado colección de bibliobanco. Estos materiales son exclusivos de la biblioteca escolar y es poco común encontrarlos en otro tipo de bibliotecas, la academia todavía tiene una deuda pendiente en la investigación alrededor de este tipo de libros, los cuales son realmente valiosos porque son los que apoyan los procesos pedagógicos de enseñanza y aprendizaje en las instituciones educativas. Los podemos identificar también porque están en grandes cantidades y son los más solicitados por docentes y por los estudiantes cuando deben realizar alguna consulta o taller, recordemos que su diseño está orientado al desarrollo de habilidades y competencias de acuerdo a los lineamientos curriculares del Ministerio de Educación. Su diseño al ser en formato texto, incluyen una cartilla o folleto con ejercicios e incluso actividades didácticas que hacen parte del contenido, como se puede ver son materiales bastante pragmáticos. Para organizarlos en la colección podemos partir del esquema de la clasificación Dewey teniendo en cuenta además el nivel de formación. Así por ejemplo, procedemos organizando los textos escolares de tecnología e informática desde el grado primero hasta grado once, luego seguir con los de filosofía y psicología y así sucesivamente, hasta completar todas las áreas. De esta manera, ya tenemos organizada dos secciones de la biblioteca, en primer lugar la colección de referencia (consulta rápida) y textos escolares para una indagación más profunda.  

 

Colección general: En las bibliotecas escolares también son conocidos como libros informativos y de alguna manera complementan y amplían la información encontrada en los textos escolares. Se caracterizan también por desarrollar teorías de una manera integral y de hacer un acercamiento conceptual a las diferentes disciplinas del conocimiento. Es común que en las bibliotecas escolares se encuentren títulos que pertenecen a este grupo como: “Introducción a la biología”, “Historia económica de Colombia”, “Gramática de la lengua española”, entre otros.  Estos libros también se pueden organizar de acuerdo a las áreas del sistema de clasificación Dewey iniciando desde las generalidades (informática, metodología de la investigación), luego filosofía y psicología, y así sucesivamente hasta terminar todas las áreas, a excepción de los materiales de literatura los cuales merecen una sección aparte.

 

Colección de literatura: Llegamos a mi sección favorita. Si bien el impacto de la literatura en una biblioteca escolar aparentemente es menor que en una biblioteca pública al tener roles diferentes, siguen siendo unos materiales muy importantes y seguramente los favoritos de los chicos. Lo primero que hacemos es identificar aquellos libros como cuentos, novelas, poesías, fábulas y demás. Sugiero formar 2 grandes grupos, el primero con aquellos materiales tipo álbum (donde sobresalgan las imágenes, dibujos y que tengan poco texto), los cuales conformarían la sección de literatura infantil, la que sugiero sea ubicada en un lugar accesible para este tipo de usuarios, en la parte baja de la estantería por ejemplo. Adicional a lo anterior, podemos ubicar el material en la estantería en orden alfabético por autor, de esta manera aseguramos que los libros publicados por un mismo autor estén en un mismo sitio, facilitando su consulta por parte de los usuarios.

Una vez tengamos lista la sección de literatura infantil procedemos organizar la demás. En este caso, podemos conformar 2 secciones, una de literatura universal y otra de literatura colombiana, nos podemos apoyar consultando en internet para identificar la nacionalidad de los autores en caso que no conozcamos esta información. Una vez tengamos las dos secciones delimitadas seguimos a ubicar el material en las estanterías organizados alfabéticamente por el apellido del autor, tanto en la sección de literatura universal como de literatura colombiana. 

 

Hemeroteca y publicaciones seriadas: En esta sección se pueden encontrar materiales como revistas y periódicos, algunas instituciones educativas tienen suscripción a estos recursos y es importante organizarlos. En el caso de los periódicos donde llegan cada día a la biblioteca se vuelve un poco complejo organizarlos si no tenemos mucho espacio. La recomendación es que los periódicos se consulten al interior de la biblioteca y se organicen cada día finalizando la jornada. Dicha organización lo hacemos de forma ascendente de acuerdo a la fecha de publicación, cuando tengamos grandes volúmenes los podemos almacenar en cajas debidamente marcadas con el nombre del periódico, el lugar de publicación y las fechas de publicación (Ejemplo: El Colombiano, Medellín: 01 de enero de 2020 – 30 de junio de 2020). En el caso que la institución tenga una publicación propia de este tipo también la debemos organizar con las mismas recomendaciones.

Respecto a las revistas, las organizamos teniendo en cuenta el nombre de la publicación, la fecha, el volumen y el número, se recomienda que estén almacenadas en revisteros de cartón. Muchas veces en las bibliotecas encontramos números y volúmenes descontinuados de revistas, en este caso podemos hacer una valoración de su contenido y definir si es pertinente conservarlas en la colección o descartarlas. De esta manera, en un revistero puede ir algo así como: Revista Educación y pedagogía enero-marzo de 2020.

 

Para tener en cuenta…

Con las anteriores recomendaciones podemos tener una organización práctica de la biblioteca, en donde tendremos un mayor control bibliográfico y una búsqueda más ágil de los materiales solicitados por los usuarios. Pude ser útil para empezar, seguramente a medida que el bibliotecario va adquiriendo experticia en el manejo de sistemas de clasificación podrá hacer una organización más detallada, además de diseñar herramientas como catálogos para optimizar el servicio. No perdamos de vista que la gestión de una biblioteca escolar no es una carrera de velocidad, más bien es una prueba de resistencia y es importante respetar los tiempos y los procesos.

 


Dimensión pedagógica de la biblioteca escolar



Como nos pudimos dar cuenta, la dimensión técnica es todo aquel trabajo silencioso pero imprescindible que realiza el bibliotecario para poder ofrecer unos servicios de calidad al usuario, donde dichos servicios deben estar orientados al apoyo del plan de estudios y demás aspectos pedagógicos y didácticos. Es por esta razón que los servicios que oferta la biblioteca escolar son diferentes a los que ofrece una biblioteca pública o una biblioteca popular, ya que estos deben estar alineados al desarrollo de unas habilidades y competencias, definidas en documentos rectores como lineamientos curriculares del Ministerios de Educación Nacional, Proyecto Educativo Institucional –PEI- modelo pedagógico institucional, documentos y estándares para la calidad educativa, entre otros. Es por este motivo que como bibliotecarios debemos ser muy cuidadosos al momento de la prestación del servicio.

En el caso de Medellín, en donde históricamente hemos tenido una tradición bibliotecaria enfocada en la biblioteca pública, es común que los bibliotecarios escolares oferten servicios muy relacionados con este tipo de instituciones. Por fortuna en los últimos años la biblioteca escolar ha venido ganando visibilidad e identidad propia, esto gracias al concurso de varias instituciones y de profesionales del área de Bibliotecología, la Educación y por supuesto de bibliotecarios escolares muy pilosos.

 

¿Cómo apoyamos los procesos pedagógicos de enseñanza y aprendizaje desde la biblioteca escolar?

 

Los aspectos clave en este dimensión son la Complicidad y el trabajo colaborativo entre docentes y bibliotecarios. Tal y como hemos mencionado, la dimensión pedagógica es de las más importantes en la biblioteca escolar y está relacionada directamente con la oferta de servicios a los usuarios. Teniendo en cuenta que la persona que está a cargo de la biblioteca, sea bibliotecólogo, bibliotecario o dinamizador de biblioteca,  cuenta con un conocimiento técnico que le permite extraer contenidos e información relevante para el docente, además de ser poseedor de unas habilidades y competencias que le facilitan articular estos contenidos con actividades de gestión cultural como el fomento a la lectura, escritura y oralidad, entre otros.  En este sentido, dicho conocimiento se debe articular con el saber pedagógico y didáctico del docente, de esta manera sacarán el máximo potencial a las colecciones y servicios de la biblioteca escolar en beneficio de la comunidad educativa. Al darse este trabajo colaborativo, de manera informal se llevarán cabo procesos de transferencia de conocimiento entre ambos agentes, puesto que el bibliotecario a través del dialogo con el docente se irá familiarizando con aspectos como lineamientos curriculares, modelos pedagógicos, competencias y contenidos propios de cada área del conocimiento y ciclo de formación. A su vez, el docente tendrá una mejor compresión del rol del bibliotecario escolar, la lógica de la organización de las colecciones bibliográficas y sabrá orientar de una mejor manera a sus estudiantes en la consulta de materiales bibliográficos.

 El bibliotecario escolar no puede seguir trabajando aislado de las dinámicas institucionales, este encuentro de saberes es completamente necesario para que la biblioteca realmente apoye los procesos de enseñanza y aprendizaje en la institución educativa, de otra manera, se seguirán realizando actividades muy bien intencionadas pero aisladas de estos procesos, desdibujando el rol real de la biblioteca escolar.   

 

¿Qué actividades puedo realizar en la biblioteca escolar para apoyar los procesos de enseñanza y aprendizaje?     




De entrada sugiero que nos debemos repensar actividades como las horas del cuento, pijamadas literarias y otras que si bien fomentan la lectura, muchas veces no contribuyen al apoyo del currículo y al desarrollo de habilidades y competencias. Cuidado, no estoy diciendo que se deben eliminar de la oferta de servicios de la biblioteca, solo que se deben adecuar a las necesidades reales de esta unidad de información, de ahí la importancia del trabajo de articulación entre docente y bibliotecario escolar del que hablamos antes. A medida que el bibliotecario vaya teniendo experticia en los contenidos académicas podrá planear mejor las actividades y convertir la biblioteca en un apoyo transversal al currículo. Por ejemplo, en los grados décimo generalmente se trabaja en el área de lenguaje el tema de la tragedia griega, y es común que el docente tenga como textos bases La Iliada y La Odisea de Homero, de hecho los mismos lineamientos curriculares recomiendan trabajar estos textos porque hacen parte del canon literario de esta asignatura. Sin embargo, enfrentar a estudiantes sin hábitos de lectura consolidados con este tipo de textos muchas veces no es recomendable, es muy importante tener tacto al momento de trabajar los clásicos de la literatura con estos usuarios, ya que puede ocurrir que miren la lectura como una tarea escolar aburrida y no la disfruten.

        En este caso, el bibliotecario se puede vincular con el proceso mediante actividades sencillas como: Exposiciones de material bibliográfico que traten el tema de la mitología griega, ojalá con textos que incluyan ilustraciones, también se pueden incluir fotografías, afiches, entre otros. Por otro lado, se puede realizar la proyección de un ciclo de cine con películas y documentales sobre la tragedia griega. Estas actividades se pueden llevar a cabo antes y durante la lectura del texto base, seguramente esto ayudará a los chicos para que el proceso de lectura sea más ameno y se logren los objetivos tanto desde lo curricular como desde la promoción y la animación a la lectura.


Exposición de material bibliográfico en la Biblioteca escolar.

Uno de los errores comunes en docentes y bibliotecarios escolares es considerar que los procesos de lectura, escritura y oralidad son exclusivos del área de lenguaje. La lectura al ser una práctica sociocultural es transversal a todas las áreas del currículo y de la vida misma, además que dicha actividad es diferente en cada una de las disciplinas, no podemos por ejemplo, leer igual un poema de Baudelaire que un texto informativo donde se expliquen las fases del método científico.  En este sentido, el bibliotecario debe diseñar estrategias para que todos los docentes hagan uso de la biblioteca. A continuación, voy a enumerar algunas actividades que facilitan integrar docentes y contenidos curriculares con la biblioteca, donde el dinamismo del bibliotecario escolar es fundamental, trabajando de manera conjunta con los maestros de cada área.

 

-       Club de lectura de filosofía (Dirigido a estudiantes entre los grados octavo y undécimo).

-       Talleres de métrica poética con estudiantes de los grados octavo y noveno.

-       Talleres de ilustración en el área de educación artística tomando como referencia libros álbum de la colección de la biblioteca.

-       Articulación de la biblioteca escolar con el proyecto de tiempo libre (área de Educación física), en donde se pueden hacer sesiones de yoga acompañadas de lecturas en voz alta.  

-       Articulación de la biblioteca escolar con el proyecto PRAE (Proyecto d educación ambiental) en donde se pueden desarrollar actividades como campañas para el cuidado del medio ambiente o la conformación de huertas escolares. Estas se pueden apoyar con la consulta de material bibliográfico relacionadas con estas temáticas.

-       Taller de composición musical de acuerdo a la lectura de poesía.

-       Taller de correspondencia para resaltar la importancia que han tenido las cartas a través de la historia (Se puede ambientar la actividad con la lectura de fragmentos de las cartas de Eloísa y Abelardo).

-       Club de lectura de los premios nobel de literatura (se recomienda que esta actividad se realice con los grados, noveno, décimo y undécimo y se coordine con el docente de lenguaje el título de las obras, dando prioridad a aquellos materiales que hacen parte de la colección de la biblioteca escolar.

-       Taller de cartografía urbana (Enfocado a fortalecer habilidades y competencias en la asignatura de geografía).

-       Articulación de la biblioteca escolar con los procesos de convivencia escolar. Se pueden realizar actividades conjuntas con el psicólogo o el dinamizador de convivencia de la institución educativa, donde se aborden temas como la inclusión, la diversidad, los derechos humanos, el acoso escolar, entre otros.

-       Leyendo las matemáticas.  El área de matemáticas es una de las más importantes del currículo y es de las que más necesita el desarrollo de habilidades y competencias e, lectura, es muy común que los chicos conozcan el procedimiento para resolver una ecuación, pero si no hay compresión del problema planteado la respuesta no va a ser la correcta.

-       Lectura del contexto. Desde el área de ciencias sociales y teniendo como insumo la colección de hemeroteca (periódicos y revistas) se pueden realizar análisis de temas de interés general como el calentamiento global, la situación política y económica del país, recomendados literarios y cinematográficos, entre otros.

 

Las anteriores solo son algunas ideas y estrategias para integrar la gestión de la biblioteca escolar con el currículo, para de esta manera hacer un apoyo real a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Al ser un tema bastante amplio en las próximas entradas el blog haremos un análisis más detallado sobre este, por ahora los invito a que conozcamos algunos aspectos de la dimensión administrativa de la biblioteca escolar.



Dimensión administrativa de la Biblioteca escolar



En las anteriores dimensiones, hemos abordado la organización de la biblioteca y la oferta de servicios, la cual debe estar alineada al apoyo trasversal del plan de estudios y el logro de los objetivos en los procesos de enseñanza y aprendizaje, en donde el trabajo articulado con los docentes es fundamental. En el caso de la gestión administrativa los cómplices de los bibliotecarios son los directivos docentes (rectores, coordinadores, líderes de procesos de bibliotecas en la secretaría de educación, entre otros), puesto que de esta articulación depende el funcionamiento de la biblioteca en aspectos como: el desarrollo de las colecciones, horarios de atención, gestión de infraestructura y mobiliario, equipos informáticos, entre otros. Dicho de otra manera, la dimensión administrativa se encarga de la gestión de los recursos de la biblioteca y es quizás uno de los aspectos con más potencial de mejora en la gestión bibliotecaria escolar.

Uno de los problemas históricos que han tenido las bibliotecas escolares (por lo menos en la ciudad de Medellín) ha sido la consolidación de sus inventarios bibliográficos, no es raro que un bibliotecario llegue nuevo a una institución y nadie le dé razón del inventario de la biblioteca, es decir, que no hay memoria institucional, por tanto, el bibliotecario llega y empieza un inventario desde cero. Si bien es cierto que desde los últimos años se han venido normalizando formatos comunes de inventario,  incluso muchos bibliotecarios han logrado llevar un proceso de años en las instituciones sigue siendo un tema que no se ha terminado de resolver.




Por otro lado, al todavía no existir una política clara para el desarrollo de las colecciones en estas bibliotecas, existen cantidad de materiales que no son pertinentes para este tipo de unidad, puesto que al ser la modalidad de donación una de las principales fuentes de adquisición de material, estas bibliotecas tienden a recibir todo tipo de libros donado por particulares sin ningún filtro o curaduría en sus contenidos. No es raro ver bibliotecas escolares con colecciones numerosas, pero que al momento de evaluar sus contenidos nos daremos cuenta que la mayor parte del material no es funcional para la prestación del servicio. En este sentido, es importante el trabajo articulado entre el bibliotecario y las directivas de la institución para que de manera periódica se genere algún rubro para la compra de material bibliográfico, quizás muchos bibliotecarios que están leyendo estas reflexiones se han dado cuenta que este aspecto es de los más complejos, puesto que los recursos son limitados y generalmente se priorizan para otros procesos, dejando la biblioteca en un segundo plano. sin embargo, puedo afirmar basado en mi experiencia que si es posible que la institución destine recursos para compra de libros. Aquí entra en juego nuestra capacidad de gestión y negociación con las directivas y sobretodo de saber vender el proyecto. Dejar la dimensión administrativa como último punto en esta reflexión no es algo casual, como se pueden dar cuenta, la gestión bibliotecaria es un proceso cíclico, con un orden determinado. De esta manera, si el bibliotecario escolar se ha apropiado de la dimensión técnica y la dimensión pedagógica, tendrá herramientas suficientes para tener un diálogo con las directivas institucionales que permitan obtener recursos para fortalecer los procesos bibliotecarios.   

 

En esta misma línea, los bibliotecarios escolares generalmente trabajan solos en las bibliotecas, pocas instituciones cuentan con más de un bibliotecario, por lo cual estos se apoyan en estudiantes que realizan servicio social (alfabetizadores) a quienes se les delegan algunas actividades de apoyo. Por tanto, de manera indirecta, el bibliotecario también administra recursos humanos, por lo cual debe contar también con unas competencias de liderazgo, que permitan guiar el trabajo de estos chicos, los cuales la mayoría de las veces realizan una labor muy valiosa en estas bibliotecas.



A grandes rasgos, hemos realizado un recorrido por los aspectos más relevantes para la gestión eficiente de una biblioteca escolar, en próximas entradas al blog estaré tratando con mayor detalle cada una de estas dimensiones. El objetivo es que estas reflexiones se conviertan en una guía o ruta de navegación para bibliotecarios escolares que son nuevos en el oficio y llegan a una institución perdidos, sin alguien que los guíe, haciendo que un trabajo que por su naturaleza es hermoso se convierta en tedioso y estresante. Como bien se pudieron dar cuenta, la gestión de una biblioteca escolar no es una carrera de velocidad, sino más bien una prueba de resistencia y se manejan procesos bastante robustos, por lo cual los resultados de dicha gestión muchas veces no son inmediatos. Es importante que todos los actores institucionales respeten estos procesos, permitiendo al bibliotecario en un primer momento organizar la casa, luego formalizar alianzas y articulaciones con los docentes, y finalmente, tenga un diálogo fluido con las directivas que permitan la visibilidad, el crecimiento y el fortalecimiento continuo que merece la biblioteca escolar.  

Como bien se dieron cuenta, el perfil del bibliotecario es bastante integral y requiere competencias desde lo técnico, lo pedagógico y lo administrativo, los cuales le permitan gestionar de la mejor manera la biblioteca  y aprovechar todo su potencial en beneficio de la comunidad educativa.  En mi próxima entrada les hablare sobre el perfil bibliotecario, así que muy atentos.